Palestina Lliure
Historia 4 de Yahat
Profesional de salud mental en Gaza

Esta guerra no es como la guerra anterior, al menos no para mí. Las guerras y las agresiones son típicas para nosotros. Nunca conocimos la paz ni la seguridad. En los treinta años de mi vida, siempre se me conoció por mi fortaleza y tenacidad en los momentos difíciles. Siempre fui la sabia y fiable de la familia, sobre todo cuidando de mi madre enferma. Pero esta vez no es como las demás.
Cuido de mi madre y de mi sobrino, que había venido de visita a pasar un tiempo con su abuela y su tía (yo). El trece de octubre, estaba sentada con mi madre en el rincón que considerábamos más seguro de la casa. De repente, oímos gritos y nos enteramos de que habían obligado a evacuar un edificio cercano porque los israelíes estaban a punto de bombardearlo. No pude evitar gritar a mi madre y a mi sobrino que iban a bombardear. No sé cómo recogí las bolsas que había preparado previamente, con algunos de mis papeles importantes, fotos de mi difunto padre (que su alma descanse en paz) y algo de ropa. Me aseguré de que mi madre y mi sobrino iban delante de mí y rápidamente bajamos corriendo las escaleras gritando tan alto como pudimos para avisar a nuestros vecinos "EVACUACIÓN... EVACUACIÓN...".
En la entrada de nuestro edificio, nuestros gritos se encontraron con los de la mujer de mi hermano y sus dos hijas. Miré a mi alrededor y no encontraba a mi hermano. Sentí que el corazón me latía a supervelocidad y me metí en el coche con mi madre y mis sobrinas. Mis sobrinas de 6 y 10 años lloraban histéricamente. Entonces conduje el coche fuera del parking mientras gritaba el nombre de mi hermano, "¡¡¡ENCUENTRAME A MI HERMANO!!!".
Como todas estas almas eran ahora mi responsabilidad, tuve que conducir hasta un lugar algo alejado del bombardeo. Mi madre intentaba por todos los medios sacar el teléfono para llamar a mi hermano, pero le temblaban tanto las manos por el shock y el terror que no podía llamar. Recuerdo bien cómo me subí a la acera, completamente abrumada por el miedo y la preocupación por mi hermano, del que no sabía nada. Finalmente, paré el coche, cogí el teléfono y llamé a mi hermano, que por fin contestó. En cuanto contestó, me eché a llorar, aterrorizada de que le hubiera ocurrido algo horrible. Me dijo que estaba yendo a llamar a las casas de los vecinos para que evacuaran.
Entre mi tristeza y mis preocupaciones, surgieron sentimientos de orgullo y gratitud por tener un hermano que eligió salvar la vida de los demás antes que la suya propia...
Colgué el teléfono, miré hacia atrás y vi a mis sobrinas llorando. Nunca olvidaré la imagen de mi sobrina de 6 años que apenas podía respirar mientras me miraba temerosa y temblorosa. Cuando la miré, me abrazó, me besó y se aferró a mí con todas sus fuerzas. No podía decir si me estaba apoyando o si buscaba en mis brazos alguna sensación de seguridad...
Hayat - profesional de la salud mental en Gaza, Palestina (anónimo por temor a ser objeto de ataques)
26 de octubre de 2023